Sánchez se la juega a Bruselas y al BCE con su ‘impuestazo’ permanente a bancos y eléctricas
Sánchez no justifica en el Plan Fiscal las razones de por qué convierte en permanentes los impuestos a banca y energéticas
Sin justificar y de tapadillo. Así ha comunicado el Gobierno de Pedro Sánchez a Bruselas su intención de hacer permanentes los impuestos especiales a banca y energéticas, el impuestazo, contra los que ya advirtieron expresamente tanto la Comisión Europea como el BCE por sus efectos negativos para las compañías. En las más de 60 páginas del Plan Fiscal enviado a Bruselas este martes, Sánchez sólo dice a la Comisión que «estas medidas -sin citar el impuesto a bancos y eléctricas- son estructurales o bien, en algún caso concreto, tras una primera fase de aplicación temporal se van a convertir en estructurales».
Ni una palabra más en todo ese Plan Fiscal –más de 60 páginas– sobre la decisión de hacer permanentes unos impuestos que en 2022 Europa permitió que fueran temporales -sobre los beneficios, no sobre los ingresos como hizo Sánchez- y, en un informe de 2023, propuso ponerles fin porque la «implementación tan dispar de estas medidas en los Estados miembros generó incertidumbre entre los inversores».
La Comisión añadió además que este tipo de tributos tienen que ser una medida de carácter temporal y cuya «duración debe estar vinculada a una situación de crisis específica». En definitiva, el afán recaudatorio de Sánchez le lleva a desafiar a Bruselas para aumentar los ingresos y poder gastar más.
Porque Sánchez no sólo va a hacer permanentes unos impuestos que Bruselas recomendó sólo para un momento de crisis. Además, grava los ingresos, no los beneficios como en el resto de países. Los expertos están de acuerdo en que este tipo de impuestos restará las inversiones en España y suponen un agravio competitivo con sus rivales europeos. Repsol amenazó con revisar su política de inversiones en España.
Lo mismo sucede con el impuesto a la banca. Grava los ingresos por margen de intereses y comisiones en un 4,8%. Fue diseñado para un momento en el que los tipos de interés estaban subiendo, pero ahora justo se está en la fase contraria y es cuando Sánchez lo hará permanente.
El problema es que este impuesto sube los tipos de interés de los préstamos, lo que en época de crisis subiría los impagos y restaría capacidad a los bancos españoles para responder. Por eso, el Banco Central Europeo (BCE) se opuso al impuesto a la banca advirtiendo que podría reducir la oferta de préstamos y la resiliencia de los bancos en un escenario de desaceleración económica.
Como ocurre con el impuesto a las energéticas, los expertos son contrarios a hacer permanente la tasa a la banca. Pero Sánchez -y Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y líder de Sumar- acordaron esta medida como parte de su pacto de Gobierno en 2023 y la llevarán a cabo pese a la oposición de Bruselas y el BCE.
Al menos, eso es lo que ha dicho el Gobierno públicamente. Porque en el Plan Fiscal enviado a Bruselas este martes no se cita expresamente a estos dos impuestos. Éste es el único párrafo que hace referencia a este asunto en el documento de más de 60 páginas:
«Las medidas tributarias hasta ahora adoptadas se han dirigido a reforzar la progresividad del sistema tributario, exigiendo una mayor contribución fiscal a las rentas y patrimonios más elevados, a la vez que se ha reducido la tributación de los contribuyentes con menores recursos. De igual forma, se ha incrementado la tributación de los grandes grupos económicos. También se ha reforzado la tributación medioambiental en ámbitos tales como la gestión de residuos, plásticos de un sólo uso o gases fluorados. Estas medidas son estructurales, o bien, en algún caso concreto, tras una primera fase de aplicación temporal, se van a convertir en estructurales. Por tanto, su contribución al incremento de los ingresos se va a mantener en el tiempo».
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